Lo que me hace vulnerable,
me inspira.
Es un hecho.
Descubro qué es lo que me arrastra al vacío,
y lo busco,
lo pienso,
lo siento,
y los dibujos salen solos.
Se hace fácil,
es un poco masoca, pero funciona siempre.
Los dibujos que me gustan:
salen de sensaciones que me mueven,
que me descolocan,
salen de un estado de incertidumbre,
de situarme en el borde de un sentimiento
a punto de caer
o no.
Tal vez es el dibujo el que cae
y es mi forma de seguir en pie.
Cuando me siento en la Ronda
busco estos estados
viajo
es como invocarlos.
Muy automático todo a veces
hasta terapéutico diría yo.
Un par de dibujos y
una tónica con limón
cada 7 días.
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